De La Estepa venimos por Navidad
Aromas y sensaciones surgen en obradores y teterías del Barrio de la Judería en Toledo. Olor a mantecado, mazapanes y polvorones, lo impregna todo. Cliquea AQUÍ, si quieres volver al turrón…
Tras visitar su imponente Alcázar con su biblioteca castellana, se enlazan recuerdos de choques de espadas, que fueron hechos por espertos artesanos del yunque y el fuego. De calidad y pesada liviandad, sonaron en las estibaciones montañosas de Nueva Zelanda, donde relucieron en los compases épicos de las batallas en la película El Señor de los Anillos. Era un pequeño detalle de la historia toledana en la mochila cinéfila.
También emanan de esos dulces brillantes, característicos de las orillas del Río Tajo, como las anguilas que en sus aguas se desarrollaban y que repelían a los judíos perseguidos, por su parecido con odiosas serpientes. Con nata, mucho más ricas.
Deliciosas figurillas bañadas con miel, mazapanes y polvorones que replican en la Estepa andaluza, o los que consumimos hace unos días, como los huesos de santo. Se saborean junto a variedades de magdalenas, denominadas marquesinas, más que un desayuno servido en taza de café o la sabrosa chocolatada.
O las toledanas, no de hierro, sino de cabello de ángel. Para pringarse hasta el último pelo, jóvenes y un poco menos jóvenes, al estar cubiertas de almendra triturada y espolvoreadas con azúcar glaseado.
Figurillas de Mazapán
Es un primor sinigual de Toledo, la Estepa y otros lugares. Una base de almendras y azúcar, que data de 1512 en tiempos de los Reyes Católicos, cuando de ellas se habla ya, o se versaba, en el cuento de las Mil y Una Noches.
Cuando otra leyenda hispánica, relata que las idearon en exclusiva las monjitas del Convento de San Clemente, tres siglos antes de la fecha nombrada. En busca de un remedio para la hambruna que castigaba a sus conciudadanos, y cuya receta han preservado con dulce pasión hasta la actualidad.
Otras historias hablan de Carlos V, recibiendo sus dones de mazapanes, periódicamente, y de Lope de Vega, consumado degustador, que las menciona en su escrito Dos Sanjuanes. Nada parecido al declarado goloso de Benito Pérez Galdós, pues se atiborraba de mazapanes y polvores, y otros productos melosos, rendido a las puertas de la confitería Labrador, sita en Plaza de la Magdalena. En la magnífica portada de San Clemente, podemos entretenernos además, buscando la firma real de nuestro Don Gustavo Adolfo Bécquer.
Todo queda entre golosos encantados, personalizados, como los productos de Daelva. ¡Qué placer más auténtico y rico!
Polvorón de Estepa
Dejando en el paladar, la yema confitada, las ánguilas descritas en los Episodios Nacionales de Galdós, pastelitos de Gloria y demás empiñonadas… más mazapanes y polvorones. Nos adentramos en la historia de la Estepa y sus mantecados, que emergen de los bosques de encinas, alimento celestial entre los cerdos con sus jamones de bellota.
Es fácil, el polvorón… aparentemente. Harina, la manteca susodicha, azúcar y una pizca de canela, que suele ir acompañado con ajonjoli, coco rallado y otros aromas a limón o chocolate.
La Estepa de Sevilla, es una comarca llamada El Balcón de Andalucía, gracias a la altura del cerro de San Cristóbal, del que se otea en días luminosos, la misma capital, Córdoba, Málaga y las cumbres de Sierra Nevada.
En esta repostería estepeña y navideña, actúan numerosas fábricas en alrededores desde 1858, siendo sostén de muchas familias y pueblos hermanos. De donde emergen los famosos roscos de vino, artesanitos, pestiños, flores y torrijas de miel. ¡Qué debilidad!
Una diferencia básica hay, entre mantecados y polvorones, que es el uso de la almendra picada en diferentes proporciones, dando la categoría extra y hasta suprema. Y también describir una estructura más ovalada y el recubierto de glasé. Dulces elaborados con el célebre aceite de esta tierra andaluza. Tierra de aromas, pringues y sabores.
Que, si bien son ricos en zinc, fibra, vitaminas B y E, más fósforo, en cambio también pueden pesar lo suyo, ¿verdad Papá Noel?. Y lo nuestro, en cestas de Daelva.
Ya del Roscón ni hablamos, que aún queda un trecho en las alforjas del viaje… Quizá por eso, se diga en la Tacita que, polvorón es un tipo flojo y vago. A ver quién lo mueve después de esto… hasta el mismo Puerto de Cádiz, vamos Papá.
Por no decir hasta Navarra, que también fabrica dulces productos en masa, desde Felipe II.
¡Facilísimo! pues nosotros, Daelva, te lo enviamos a domicilio.