Dulce Comunidad Valenciana
Respecto al turrón, nos hallamos ante un mar de dudas. Como con otros aspectos más conflictivos y de solidaridad… Pero volvamos, ¡Al turrón!
Los orígenes del turrón en la Comunidad Valenciana, no son del todo nítidos. Si bien muchas opiniones concuerdan en cierta raíz de la cultura árabe, gracias a una especie de concurso para conseguir un alimento nutritivo que pudiera ser conservado y sin riesgos toxicolóigicos. Y sobre todo, que alimentaran a los soldados en sus largas campañas.
Pero un importante estudioso de Xixona al respecto, propone su etimología al producto torrat. Consiste en una elaboración con miel y frutos secos, cocidos directamente al fuego para darle consistencia similar al turrón y facilitar la manejabilidad de dicha pasta.
Incluso existe la leyenda jijonenca, según el rey esposó con una princesa de Escandinavia que tuvo nostalgia de sus paisajes nevados natales , entrando en una depresión. Entonces el rey mandó plantar miles de almendros en sus terrenos dotándoles de su tonalidad blanca característica de sus flores. La apariencia nevada devolvió la alegría a la princesa y así los ciudadanos comenzaron a recolectar el fruto y a elaborarlo de diferentes maneras, como el turrón de almendra y otros derivados. Sin duda para dulces desayunos y postres.
En la navidad turronera de Castilla La Mancha, concretamente Toledo, también existe la tradición anciana, pero es en Xixona donde se ve más documentado este origen.
Historias turroneras
Existe un libro de 1854, escrito por Francisco Martínez Montiño que era jefe de cocinas con Felipe II, con el título de Conduchos de Navidad, que ya confirma su consumo navideño durante el siglo XVI.
Lo que dirigió la producción del turrón y sus variedades, entre los meses de septiembre y diciembre, que conseguiría un aumento de la exportación – y más tras la revolución industrial del XX -, hacia las regiones españolas y la internacionalidad. Se pueden ver nuestras tabletas – sin doble sentido -, pora países como Japón, EEUU, Francia, Alemania y, sobre todo por Sudamérica.
En concreto en Cuba, donde muchas fábricas se abrieron por jijonencos y su consumo navideño se hizo muy popular, incluso durante los mandatos de cierre de algún dirigente. Dice la leyenda que en Argentina, el consumo se produce durante el verano, claro es otro hemisferio… Espero que aguante los calores.
Son los turrones por tanto, una muestra energética de la cultura española por el mundo. Y de orgullo para las tierras levantinas, que tan castigadas han sido en estos momentos por el agua y sus terribles consecuencia. En DAELVA, les regalamos todo nuestro apoyo.
La labor dulce y el boixet
El famoso turrón de Alicante, duro y el blando de Jijona, se elabora de manera artesana y sus texturas se han desarrollado alrededor de los últimos mil años. Que los antiguos griegos y romanos, ya consumían su base en sus extensos viajes por el Mediterráneo.
Los árabes introdujeron la miel con las almendras en la península, que eran productos de amplio cultivo en las montañas alicantinas. Se pasó del guirlache, también hecho con avellanas, nueces o piñones, a la mezcla elaborada con clara de huevo, que le otorgó al turrón su actual consistencia y color blanco. Una visión mucho más atractiva, ¿os suena, Navidad de Daelva?
En la Edad Media se constituyen los gremios de oficios, pero los turroneros no eran considerados aún como profesionales y la elaboración era producida por agricultores. Que, con el tiempo, se fue consolidando dentro del mundo de los confiteros. Pues estaban autorizados a usar azúcar y hacer mazapanes, creando el uso de maestro confitero a través de un examen y el pago de una tasa.
Por lo que hubo un proceso judicial entre los artesanos de Alicante con los de Valencia, que terminaron venciendo éstos. Pero en Xixona, pasaron desapercibidos con las condiciones puestas, y terminó convirtiéndose en la Cuna del Turrón. Y en momentos de crisis, las familias jijonencas cogieron sus carritos y se trasladaron a vender tabletas de turrón en vivo, por las diferentes capitales de provincia y grandes ciudades. Se montaban tiendas en los portales para la venta, regresando con el sustento merecido a sus tierras soleadas, la mayoría del tiempo.
La tradición contempla que los confiteros de turrón alicantino, a continuación se pusieron manos a la obra con los helados y otros productos dulces. Como los de Daelva.
La almendra marcona es su principal esencia crujiente, la miel y el azúcar su dulzura, el molino de piedra fue su contexto comestible, y el moixet, su paciencia. Es un mortero al vapor caliente, que aglutina todos los ingredientes y crea la masa de textura fina, suave y blanda. Y el tiempo para su humedad, completa el reto alimenticio… ¡qué no es poco!
Y así, ha llegado su fabricación moderna a nuestras mesas de Navidad, cambiando muy poco su fisonomía, pero añadiendo frutas variadas, cereales, chocolates y un montón de sabores. Por lo que la tradición continúa en la receta de Xixona tradicional.
Un recuerdo especial para el Tío Ostrolica, turronero aventurero que se embarcó con rumbo desconocido para vender el producto típico de Navidad. Y cuando regresó, dijo que había estado en tal sitio, Ostrolica o así, comentó a su familia y amigos. Cuando realmente conquistó Australia, dulcemente. Je je je.
Daelva también envía regalos simpáticos a domicilio. ¡Vamos ahí!
Por supuesto. ¿Qué Deseas… Más?