Regalar es un acto que muestra afecto, recuerdo, respeto… Regalar es un acto muy humano.
¿Pero desde cuándo está presente esta costumbre en nuestras vidas?
Parece ser que desde muy antiguo, las comunidades humanas primitivas tenían este hábito como una forma de establecer lazos invisibles entre sus miembros.
Hace tres mil años, los fenicios, al llegar a tierras extrañas, antes de hablar de negocios con sus habitantes, intercambian regalos para mostrar respeto. Sabemos, por ejemplo, que los niños griegos recibían sortijas y amuletos en sus aniversarios. En Roma, la tradición de agasajar el primer día de enero al emperador, obsequiándole ramas de laurel y pasteles, pronto se extendió a los parientes y amigos, a quienes se les entregaban unas monedas de latón que servían para desearles prosperidad.
Tanto en la cultura griega como en la romana, los presentes formaban parte de un ritual de carácter social o religioso.
En la época medieval, los regalos se usaban para asegurar el favor personal del rey o mostrar lealtad en tiempos de guerra. Además, los obsequios personales de los esposos se daban como dotes que iban desde monedas hasta metales preciosos o una manada de ganado, cabras u ovejas.
Pero además de un hecho que podemos rastrear a lo largo de la historia, el acto de regalar, está presente en las diferentes culturas y países.
Regalamos en Navidad y Reyes, regalamos en los cumpleaños y aniversarios, regalamos a nuestras madres y padres en sus días…
No importa el país ni la capacidad económica, el ser humano siempre encontrará un detalle para felicitar, enamorar, recordar o mostrar respeto a otro.
Una hermosa costumbre que perdurará siempre.
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